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Protestas en Túnez tres años atrás

Túnez: a tres años de la llegada de la primavera árabe (I)

Hace más de tres años se inició en Túnez, un pequeño país del Magreb, una inesperada primavera árabe.

Publicado: 2014-01-05


Introducción

En diciembre del 2010, un joven tunecino de 26 años, Mohamed Bouazizi, se suicidó quemándose a lo bonzó. Horas antes de tomar esta fatal decisión, la policía le arrebató el carro ambulante en el que vendía frutas y verduras, que era la fuente de los ingresos con los que ayudaba a mantener a su madre y seis hermanos, pues no contaba con el permiso necesario. Además, un agente de policía lo abofeteó en público. Bouazizi intentó presentar una queja ante las autoridades, pero estas no le hicieron caso. Frustado, ofendido y humillado, Mohamed se dirigió a la sede de gobierno de la ciudad, se roció con pintura y se prendió fuego. Esa misma tarde, cientos de personas se congregaron en forma espontánea frente a las oficinas del gobierno, donde estaba aún el carrito, para protestar por la corrupción, el desempleo y la impunidad del actuar de las fuerzas de la seguridad.

No era esta la primera vez que un tunecino se quemaba a lo bonzo, no sería la última tampoco. Pero esta acción inició un efecto domino que ni el más informado analista pudo vaticinar. Pronto, las protestas se extendieron a Egipto, Libia, Siria, Yemen y Bahreín.

Antecedentes

Después de la Segunda Guerra Mundial se inició una ola descolonizadora en el Medio Oriente y el Magreb. Túnez fue colonia francesa hasta, aproximadamente, 1956. El abogado Habib Bourguiba, apoyado por el partido independentista y panarabista Neo – Destour, fue su primer presidente.

A diferencia de Libia o Argelia, y de otros países de la región, Túnez no cuenta con grandes pozos petroleros. Por esa razón, Bourguiba desarrollo grandes depósitos de fosfato, promovió el turismo y la industria ligera. En los primeros veinticinco años de la independencia, la influencia militar en la política fue poco significativa.

En 1987, Bourguiba designó a Ben Alí como primer ministro. Un mes después, el premier depuso al presidente de 84 años. A pesar del cambio de presidente, el sistema económico planteado por Bourguiba seguiría siendo, más o menos, el mismo. Sin embargo, habría una importante diferencia, Ben Alí dio importantes posiciones en el gobierno a militares y oficiales de seguridad; la represión empezaría a tomar forma.

Ben Alí prometió reformas y mayor liberalización. Declaró una amnistía general para presos políticos e invitó a los exiliados al retorno. Implementó una reforma por la que un presidente solo podía gobernar por tres periodos sucesivos, además de establecer la edad de 70 años como límite para candidatear a la presidencia. En las elecciones presidenciales de 1989, 1994 y 1999 fue elegido presidente con porcentajes poco creíbles: 99,27%; 99,91% y 99,45%; respectivamente. En el 2002, cambió la constitución para continuar reeligiéndose para nuevos períodos.

En todos estos años, los países de occidente le brindaron apoyo al régimen tunecino de Ben Alí, que era aplaudido por sus logros económicos y su contención del islamismo. La Unión Europea y el FMI lo presentaban como un ejemplo para la región. El presidente francés Jacques Chirac solía referirse al pequeño país del Magreb como “el milagro tunecino”. Poco a poco, el dictador fue acaparando el crecimiento económico entorno al poder, entorno a su familia. Un síntoma de esto son los negocios de su segunda esposa que se extendieron a bancos, hoteles, supermercados, entre otros.

De las revueltas en el 2008 al 2011

En los últimos años, el desempleo aumentó significativamente en Túnez. Miles de jóvenes tunecinos vivían la enorme frustración de tener un título profesional y no poder obtener un solo trabajo. Mientras que aquellos que eran cercanos a la élite del gobierno, no importando si tenían la adecuada preparación, ingresaban sin problema al mercado laboral. Era tal la situación que en Túnez se creó el Comité Regional para la Defensa de los Graduados sin Trabajo.

Esta situación era especialmente crítica en la ciudad de Gafsa, en donde el desempleo y la pobreza duplican la media nacional. A pesar de que el precio internacional del fosfato – principal recurso del país- aumentó en un 75%. Frente a esta situación, en el 2008, una oleada de protestas, manifestaciones, concentraciones, paros laborales y huelgas de hambre en las que participaron miles de personas conmocionaron esta ciudad.

¿Por qué las protestas de Gafsa en el 2008 no tuvieron el mismo efecto que las protestas del 2011? La respuesta viene desde las redes sociales: el número de personas que tenían teléfonos móviles y cuentas en Facebook se duplicó del 2008 al 2010. Los jóvenes habían alcanzado una mayor capacidad para comunicarse. A pesar de que el régimen dispuso el cierre de universidades y escuelas para evitar la agrupación de jóvenes, las redes sociales cumplieron su rol convocante.

En el 2011, decenas de jóvenes emplearon internet como una herramienta de información y agitación política. Se difundieron textos críticos, videos captados a través de celulares que mostraban la violenta represión del régimen. “Todo el mundo empezó a actuar como reporteros realizando el trabajo que nadie más hacia”, afirma el activista Huda al-Kbayir. En uno de los videos se aprecia a un joven gritando: “dispara y tomaremos fotos de ustedes disparándonos, hazlo, dispáranos”. El reto que el joven plantea demuestra con claridad la consciencia que tiene sobre la repercusión de los videos transmitidos por internet y la cadena Al Jazeera.

El periodismo ciudadano, las redes sociales y la cobertura de Al Jazeera derrotaron a la censura y el control que un régimen represor acostumbraba ejercer.

Twitter: @Juliocorcuerap


Escrito por

Julio Corcuera Portugal

Abogado. Maestría en Relaciones Internacionales. Experiencia en organismos y negociaciones internacionales. Docente universitario.


Publicado en

Ajedrez Global

Este es un espacio de reflexión en temas de Relaciones Internacionales que busca ayudar a comprender el actual escenario mundial