Venezuela y el fascismo
Calificar a los opositores con el adjetivo fascista se ha vuelto una práctica recurrente del gobierno venezolano. Pero, ¿qué entendemos por fascismo? ¿Qué entienden las autoridades venezolanas por fascistas? ¿Quién o quiénes son los fascistas?
Calificar a los opositores con el adjetivo fascista se ha vuelto una práctica recurrente del gobierno venezolano. Pero, ¿qué entendemos por fascismo? ¿Qué entienden las autoridades venezolanas por fascistas? ¿Quién o quiénes son los fascistas?
El pasado sábado 15 de febrero, el gobierno venezolano convocó una marcha contra el fascismo. Anteriormente, Nicolás Maduro ha calificado a Leopoldo López de fascista. El canciller venezolano, Elías Jaua, dijo que el Estado está obligado a actuar contra la violencia de grupos fascistas. Hugo Chávez dijo, alguna vez, que una serpiente era más humana que un fascista.
Calificar a los opositores con el adjetivo fascista se ha vuelto una práctica recurrente del gobierno venezolano. Pero, ¿qué entendemos por fascismo? ¿Qué entienden las autoridades venezolanas por fascistas? ¿Quién o quiénes son los fascistas?
El fascismo es una ideología que surge en el siglo XX, en la Italia de Mussolini. Se designa también, en lenguaje corriente, como fascista a la Alemania hitleriana. En 1919, Mussolini solía repetir que “el fascismo no necesita un dogma, sino una disciplina” (Historia de las ideas políticas, Jean Touchard, 1964). El fascismo es una ideología con un encanto irracional, apela a la emociones; tiene un anhelo cuasi religioso, místico, entre el pueblo y su líder profético (The Oxford companion to politics of the world, 2001). El fascismo se sustenta en un líder carismático, antes que una política es una mitología. Tiene el sentido de la decoración de la multitud, de la escenificación de los grandes símbolos (Historia de las ideas políticas, Jean Touchard, 1964). Mussolini gustaba de rememorar la grandeza del imperio romano, Hitler invocaba los grandes mitos alemanes –noches de Nüremberg, las Walkirias,etc-. Para el fascismo, la economía se subordina a la política, lo político es lo primordial. Hitler solía decir que la economía es un asunto secundario, “la historia del mundo nos enseña que ningún pueblo ha llegado a ser grande por su economía”.
Desde los años 60 ha existido una corriente de opinión que ha buscado asociar las ideas de derecha con el fascismo. Esta corriente ha llegado insinuar, incluso, que la segunda guerra mundial fue una lucha entre la derecha fascista (Hitler y Mussolini –quien en su juventud militó en el socialismo-) contra la izquierda (Rusia bolchevique). Esta visión maniquea omite la participación de un connotado líder de la derecha inglesa, Churchill, y el aporte de la potencia capitalista de la época, EEUU, como agentes que contribuyeron a derrotar a la Entente.
Ciertamente, totalitarismo, autoritarismo y fascismo están asociados; pues el fascismo es totalitario y autoritario. Pero no todos los regímenes autoritarios desarrollan cultos a la personalidad, crean líderes míticos o recurren a discursos fundacionales. Tampoco existe una relación directa entre autoritarismo y una visión de derecha; hay gobiernos autoritarios de derecha (Álvaro Uribe, Fujimori, Park, etc.) así como gobiernos autoritarios de izquierda (Stalin, Hoxha, Kim Jong Un, etc.). Aún para ser más precisos, es conveniente distinguir entre gobiernos de “derecha”; pues no es lo mismo Roosevelt que Churchill, Carter que Reagan, Gaviria que Uribe, entre otros.
La oposición venezolana está compuesta por un conglomerado de personas, cada una distinta a la otra. Como todo grupo humano, en sus filas deben existir ciudadanos con una diversidad de filiaciones políticas. Desde personas cercanas a la izquierda hasta personas claramente de derecha. Pero de ahí a afirmar que todos lo que discrepan del régimen son fascistas es un exceso.
En el 2008, el ex guerrillero comunista venezolano y fundador del Movimiento al Socialismo, Teodoro Petkoff, hizo la siguiente reflexión sobre el líder del Socialismo del Siglo XXI: “Chávez no es fascista, pero tiene elementos fascistoides: el culto al líder providencial, a la tradición y a la violencia; la manipulación de la historia para sus fines políticos, el desconocimiento de la legalidad y las formas republicanas en nombre de la voz popular, su presencia permanente y opresiva en los medios, el discurso brutal y agresivo contra el adversario, que eso sí es nazi y que (no sé si lo ha leído) proviene de Carl Schmitt, el teórico nazi para quien la ecuación fundamental de la política es amigo/enemigo” (El Poder y el Delirio, Krauze, 2008). ¿Es también Teodoro Petkoff fascista? No lo creo.
Twitter: Juliocorcuerap